sábado, 30 de abril de 2011

IN MEMORIAM

Anoche falleció, a los 99 años de edad, el escritor argentino Ernesto Sábato. Sábato, en los últimos años de su  vida, fue un anciano bello, que continuo luchado por un mundo mejor a pesar  de que ya lo había hecho siempre. Se negó el descanso  merecido para seguir trabajando por ese mundo mejor. Fue un hombre que  definió su filosofía a lo largo de su  vida, tomó medidas  consecuentes y pagó el precio por hacerlo. De ser un brillante físico teórico y asistente de Madame Curie, tuvo el corage de renunciar a la ciencia por seguir su vocación de escritor. Ello le costo el ostracismo  de la sociedad Argentina de la época. Ernesto Sábato fue además el Presidente de la Comisión de la Verdad en Argentina, que desemmascaró los crimenes de la tiranía ( lo que hizo con un grupo valiente de argentinas y argentinos).

Desde La Resitencia, el rindo un homenaje, y  recuerdo que este BLOG se debe a su inspiración.

El no muere, estrá siempre presente en nuestros corazones y nos comprometemos a heredar su mandato y traspasarlo a las futuras generaciones.

Santa Ana, 30 de Abril del 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN 1.6.0

( ESTA ERA LA INTRODUCCIÓN  ORIGINAL PARA ESTE MES, PERO RESULTA QUE  COMO SOY IMPERFECTO Y ALGO ATRASADO TECNOLÓGICAMENTE, ME CONFUNDÍ Y SUBÍ EL MISMO TEXTO PARA LA INTRODUCCIÓN Y PARA LOS ENSAYOS Y COMEMNTARIOS: AHÍ VA LA VERDADERA INTRODUCCIÓN)

Introducción

Esto de ser bloguero se las trae. Requiere dedicación permanente. Es como un jardín que debe ser regado permanentemente, pues de lo contrario se seca. Estoy atrasado en al menos un mes , pues originalmente pensaba sacar una edición mensual, algo así como una revista, pero no me ha sido posible lograrlo. La excusa principal es la falta de tiempo, pero es una pésima excusa, pues “La Resistencia” no puede argüir la falta de tiempo para abandonar la persistencia,  “La Resistencia” es permanente y sin claudicación. No quiero decir lucha, puesto que  no creo en ningún sustantivo ni adjetivo ni verbo que implique violencia. Otro factor que ha jugado en mi contra, especialmente para captar lectores jóvenes, es que mis textos son largos y por lo tanto no se acomodan a la tecnología  de comunicación que las nuevas generaciones usan: mensajes cortos y personales, en textos abreviados, con temas que en lo posible no preocupen, no generen temores ni compromisos.
Quiero preguntar a mis lectores, ¿ es más importante lo que sucede en Libia que  el último chisme  del matrimonio del príncipe Guillermo?¿ es más noticia la tragedia de Japón o las últimas declaraciones de Ruby que agrga a su lista de amigos no sólo a Berlusconi, sino que a Cristiano Ronaldo?. Sin duda hay que ser felices, no amargados, pero también hay que mantener un balance entre lo trivial y lo importante. Como leí en alguna parte recientemente, la vida es dura y compleja, pero hay que vivirla con entusiasmo, y los invito a acompañarme  en esta acción contra el conformismo generalizado ( use la palabra acción, pues hay que tener cuidado con el lenguaje: iba a decir cruzada, pero  ese es un concepto negativo que ha  manchado la historia)
Un abrazo a todos

lunes, 25 de abril de 2011

Ensayos y Comentarios. Especial para Nico 1.61.

Querido Nico,

Esta nota la voy a poner en mi BLOG. Me causó mucha alegría que hayas reaccionado a mi comentario , pues es precisamente a jóvenes como Uds. a los que estaba dirigido y es vuestra reacción la que necesito.
La deforestación, es un gran problema, pero no es el mayor que estamos enfrentando. En realidad  con la deforestación, se está tratando disfrazar un problema mayor. Resulta que de todas las emisiones  que generamos y que cambian el clima, sólo el 19%  vienen de la  quema de bosques. El 81% restante proviene del consumo de combustibles fósiles, petróleo, gasolina, kenosina, gasoil,fueloil o como quieran llamarlo. Mientras la mayoría de la deforestación se produce en los países  en desarrollo, las emisiones se producen en los países desarrollados y las capitales de los países emergentes.
Actualmente todo el mundo tiene una legítima preocupación por el medio ambiente y los bosques, la contaminación de las aguas, las inundaciones, los deslizamientos. Pero parece que la preocupación por otros temas es mucho menor, como por ejemplo la pobreza, la inequidad  de género, de raza ( pueblos indígenas). Esos son temas centrales a los cuales deberíamos ponerles más atención.
Las acciones individuales  como las que tú propones y a las que se suma Claudia y otra amiga tuya, son fundamentales, pero si TODOS las hacemos. Con eso te digo que  la acción individual tiene poder dentro de una  acción colectiva, de la comunidad.
Dices que  parece que las  utopías no son realizables. Voy a tomar tú mismo ejemplo de Acre.  Conozco Acre desde  el año 91. Conozco bien  a  Julio Barbosa, que fue el sucesor de Chico Mendes al frente del Conselho Nacional de Seringeiros y además Prefecto de Xapurí, la  pequeña ciudad en el Corazón de  Acre, de dónde también fue Chico Mendes. Después que Chico murió, sus compañeros y seguidores continuaron trabajando  y en el año 1998, con santa paciencia, llegaron al Gobierno de Acre. Gobiernan Acre desde hace 12 años y  en Noviembre del año pasado volvieron a ser elegidos por otros 4 años. Resulta que ellos si han hecho la Utopía una realidad: pararon la deforestación, la castaña y el caucho que producían como materia prima, ahora  lo procesan 100% en una procesadora y envasadora de  castañas y en  una fábrica de preservativos. Además, tienen el record mundial de inversiones gubernamentales en educación, con 30% del presupuesto estadual.Todos los maestros  del estado Acre tienen formación universitaria. Además, contra lo que se piensa, Chico Mendes no fue un ambientalista  de esos de ciudad, sino que el defendió al bosque como generador de empleo  para la población local y hoy producen madera, muebles, materiales de construcción , preservativos, castañas y viven del bosque bien manejado. Inventaron el concepto de FLORESTANIA, es decir ciudadanos que viven del Bosque.
Con esto, queridos jóvenes les quiero decir:

- Hagan su trabajo individual ( que tal Nico , si además de hacer eficiente uso del gas, trabajas  en grupo con otros que desarrollan energía solar, eólica, de las mareas),
- Pero trabajen en grupo como ciudadanos y democratas, para verificar utopías como las de Acre.

Un gran abrazo
Ronnie

lunes, 18 de abril de 2011

INTRODUCCION 1.6

La Evolución del Hombre y la Naturaleza

En Marzo estuve en España, en la ciudad de Burgos, y tuve la oportunidad  de visitar el Museo de la Evolución. Es un bello museo,  para la educación y la investigación antropológica, que  muestra los vestigios de los yacimientos de Atapuerca, donde se encontraron  restos del llamado Homo antecessor, o en español  Hombre Explorador. Fui invitado a  dar una charla  a los miembros  de la Sociedad de Amigos del Museo, ciudadanos de Burgos, orgullosos de la obra y que apoyan su progreso. El tema  al que se me pidió referirme, fue  la evolución del hombre y los bosques.  Mi charla fue puramente intuitiva y basada en  como han evolucionado los bosques a través del tiempo.
Hace  más de un millón de años, en tiempos del Homo antecesor, el hombre dependía absolutamente de la naturaleza y era cazador recolector. La población humana era baja y  había una cantidad de recursos naturales por habitante muy alta. Los agentes de destrucción de la naturaleza, eran básicamente los desastres naturales: tormentas,  deslizamientos, inundaciones, incendios, plagas y enfermedades. El hombre no era un agente de destrucción. 
El camino ha sido largo, desde los Australopithecus , hasta los Homos neanderthalis, hilderbergensis, ergaster, erectus, habilis para aterrizar en el Homo sapies, es decir nosotros, o más bien supuestamente nosotros.
En  ese largo  camino hay una estrecha relación entre la evolución de los homnidios ( obviamente también su población) y la destrucción de la naturaleza.  El Australophitecus apenas destruía  el bosque, y este se regeneraba. El Homo sapiens despilfarra  cerca de 8 a 10 millones de hectáreas al año. Pero además contamina ríos, degrada la atmósfera, simplifica  las dietas , rebaja la cultura. Eso me ha llevado a plantear que el Homo sapiens no existe. Ahora hemos cambiado de especie y hemos ¿ evolucionado? al Homo demens , Homo amen, Homo neuroticus
 y otras especies y variedades  destructoras y autodestructivas. ¿Seremos capaces de neutralizar  la nueva especie a que pertenecemos?


ENSAYOS Y COMENTARIOS 1.6

La Evolución del Hombre y la Naturaleza

En Marzo estuve en España, en la ciudad de Burgos, y tuve la oportunidad  de visitar el Museo de la Evolución. Es un bello museo,  para la educación y la investigación antropológica, que  muestra los vestigios de los yacimientos de Atapuerca, donde se encontraron  restos del llamado Homo antecessor, o en español  Hombre Explorador. Fui invitado a  dar una charla  a los miembros  de la Sociedad de Amigos del Museo, ciudadanos de Burgos, orgullosos de la obra y que apoyan su progreso. El tema  al que se me pidió referirme, fue  la evolución del hombre y los bosques.  Mi charla fue puramente intuitiva y basada en  como han evolucionado los bosques a través del tiempo.
Hace  más de un millón de años, en tiempos del Homo antecesor, el hombre dependía absolutamente de la naturaleza y era cazador recolector. La población humana era baja y  había una cantidad de recursos naturales por habitante muy alta. Los agentes de destrucción de la naturaleza, eran básicamente los desastres naturales: tormentas,  deslizamientos, inundaciones, incendios, plagas y enfermedades. El hombre no era un agente de destrucción. 
El camino ha sido largo, desde los Australopithecus , hasta los Homos neanderthalis, hilderbergensis, ergaster, erectus, habilis para aterrizar en el Homo sapies, es decir nosotros, o más bien supuestamente nosotros.
En  ese largo  camino hay una estrecha relación entre la evolución de los homnidios ( obviamente también su población) y la destrucción de la naturaleza.  El Australophitecus apenas destruía  el bosque, y este se regeneraba. El Homo sapiens despilfarra  cerca de 8 a 10 millones de hectáreas al año. Pero además contamina ríos, degrada la atmósfera, simplifica  las dietas , rebaja la cultura. Eso me ha llevado a plantear que el Homo sapiens no existe. Ahora hemos cambiado de especie y hemos ¿ evolucionado? al Homo demens , Homo amen, Homo neuroticus
 y otras especies y variedades  destructoras y autodestructivas. ¿Seremos capaces de neutralizar  la nueva especie a que pertenecemos?

La Resistencia, 18 de Abril del 2011


CUENTOS 1.6

LA HISTORIA DE JEAN BERGER.

..así Dédalo llena de confusión a los innumerables caminos y apenas puede el mismo volver a la salida.
El Minotauro y el  laberinto. Las Metamorfosis.   Ovidio

-Amorcito , arregláte rápido; ¿ no ves que con tanta lluvia  el tráfico se pone pesado y vamos a llegar tarde ? . Además estacionarse a última hora es un dolor  -

            Ronald y María  se fueron de nuevo al cine aquella tarde. Disfrutaban con obcesión inmemorable del cine , especialmente los Viernes y Sábado: Matinal a las once de la mañana cuando estaban en primaria , Matineé después en secundaria ,  la Vermuth a las siete de la tarde ,  y la última función  a las nueve de la noche, después de la cena cuando novios y esposos. Los  vídeos en casa, de estereofonía seductora no lograban apartarlos de la lenta y democrática fila para sacar entradas y entrar en la gran caja mágica , oscura y al fondo resplandeciente   en la que no sonaba un maldito teléfono, ni aparecía  alguna visita inesperada e indeseada en el medio de un momento álgido de la trama.
            En el biógrafo , era como estar  en el centro de la aventura, de la pasión , del romance, de lo increíble, dentro de una  o varias vidas ajenas , pasadas, presentes, futuras  , que a veces se parecían a la propia o a lo que uno  quisiera qué ésta fuera. Era como personificarse en reencarnaciones  múltiples y diversas, como una bola de cristal con la visión de un futuro esférico.

            La cinefilia apasionada nació con su amistad y se desarrolló y profundizó junto con el amor. De chiquillos  iban al cine del barrio, a las rotativas, en que por muy poco podían estar desde las dos o tres  de la tarde hasta las diez de la noche  viendo cuatro o cinco películas distintas, de vaqueros, rancheras, de detectives, comedias. Huellas indelebles quedaron en sus espíritus con películas como  las "Flores de Piedra" o "El Mago de Oz" llenas de magos, príncipes, cristales en el interior de la tierra, orfebres mágicos, espíritus magníficos y deleznables. También siguieron por algunos años seriales interminables como " El Capitán Maravilla", precursor de Superman o "Los Tambores de Fu-man-chu" el chino malo y sofisticado, que dio  la pista para muchos Rambos y similares, estúpidos, racistas y llenos de efectos especiales. Cada función de serial terminaba  con un "continuará la próxima semana" y había que estar presente para ver si "Fu-man-chú" aniquilaría  al apuesto detective  o si el "Capitán Marvel" rescataría al pequeño vendedor ciego de las garras de los  malandros pandilleros.

            Para  estudiantes como ellos, escasos de dinero, el cine era una  diversión barata. Incluso  se daban el lujo  del mejor cine en  el Club de ine Arte de la Universidad con entradas rebajadas. También iban al del barrio bohemio dónde hasta entraban gratis si eran conocidos de alguno de los organizadores.   Así, lo que fue una entretención llevadera, se transformó en un disfrute y en una quasi adicción vicio  que los arrebataba.
             En el par de horas  del viaje de la luz a la pantalla, cesaba  el aquí y ahora  y se transportaban a otro lugar, otra edad, otro universo, otra dimensión. Al terminar los noticieros y documentales, ya con los primeros títulos se transformaban  en los héroes y villanos de  las escenas que  desfilaban ante sus permanentemente asombradas retinas  y tímpanos.  Así eran príncipes, pintores, bailarinas, reyes y escritores, héroes y antihéroes, Francis Drake apuestos, curvilíneas Reinas del Saba o Zhivagos indefinidos y timoratos. La historia, la fantasía, la realidad, la frivolidad y los valores inmanentes desfilaban ante ojos ávidos que succionaban imágenes  y oídos  hambrientos que engullían música, palabras e ideas.


            Luego de la función salían de la sala mezclados con el público, abrazados, comentando el film, las actuaciones, el tema, el primer tecnicolor, las pantallas panorámicas, las  antiguas películas en blanco y negro o blanco y sepia, los magistrales filmes mudos de Chaplin, Stan Laurel y Oliver Hardy.

            Normalmente elegían con tiempo lo que verían. La mágica cartelera del periódico presentaba una página llena siempre de frases espectaculares, fotos y dibujos que despertaban su imaginación de  espectadores. Según los gustos, los estados de ánimo, los eventos que los rodeaban, veían "Reds", "El Jardín Secreto ", "Mefisto ". Por momentos o, temporadas estaban predispuestos a la alegría, o a la sátira, a las epopeyas, a las tragedias, las aventuras,  al compromiso , a la rebelión, a la revolución.

            Se metían tanto en los temas que se emocionaban y deprimían; salían felices por la bondad, tristes a veces porque violencia  y crueldad se confundían demasiado con  la realidad. Los fascinaba la magia e impactaba la maldad bien representada. Discutían, e incluso se disgustaban a la salida de la función, cuando  no  compartían todos los puntos de vista del cineasta o entre ellos.

            María era especialmente  sensible y se afectaba por la maldad. Nunca olvidarían  aquella  vez que  vieron  a Joanne Crawford  y Bette Davis. Dos hermanas, máxima expresión de la maldad, que se herían una a otra, en lo posible a muerte, pero siempre con la mayor devoción fraternal, con un amor al odio diabólico. Pensaron  que eso era increíble, que no era cierto y salieron lastimados del cine. Largas cuadras caminando sin querer hablar. Ronald tuvo que consolar dulcemente  a su amiga después de ese film cruel para que cesara su callado  sollozo.

- Llorá amorcito, desahogáte ,  es sólo fantasía -

- No es cierto, es como la vida de muchos. Esta fantasía es dolorosa;  pero la  verdad diaria se le parece demasiado o es peor -

- Pero otras veces es mejor, mucho mejor -

            Con el tiempo también llegaron a comprender que el cine en muchos sentidos nunca lograba superar al mundo verdadero  y, sin que lo notaran, la realidad fantástica de la pantalla los preparaba en cierta forma para no sorprenderse en el futuro.

            Ese día al lograr finalmente estacionar, Ronald, siempre eficiente, dijo:

-           Ponéte en la cola para entrar mientras compro las entradas -

            Se sintieron raros. En el lobby del cine habían algo así como dos filas  concéntricas, una  que empezaba a la entrada del cine y terminaba en la boletería y otra que empezaba en la boletería y terminaba en la boca negra de terciopelo de la entrada a la sala. Ese día, debido a la fuerte lluvia que anegaba los exteriores, las dos  espirales como colas enrolladas de escorpión se desarrollaban dentro de la galería comercial que  daba acceso al cine.

            Muy pronto se acomodaron en las butacas, con un refresco y unas palomitas de maíz, que les duraban exactamente el tiempo necesario para ver los cortos comerciales, noticias de un mundo enfermo  y resúmenes de otras películas. Porque en eso sí que eran estrictos: una vez empezada la función principal, sólo existían para ella y no comían ni bebían, ni siquiera se movían para no perder la necesaria concentración.

            Ese día  el programa era especial: una obra realmente mágica, quizás una de las precursoras del género de fantástico, pero de una fantasía terrible.    Era en blanco y negro, de los años cuarenta, después de dos guerras y el odio cocinándose en el hornillo de las ambiciones, sin soltar aún su último hervor de horror, desolación y pesimismo. El film era al mismo tiempo de esperanza y  desaliento. El actor principal era Gerard Phillipe,  héroe romántico y frágil. Ronald y María lo habían escuchado en un disco de 33 1/3 narrando  "Le Petit Prince " de Saint Exupery y aún estaban cautivados por esa voz suave, profunda y atractiva.

            El actor representaba a un tal Jean Berger, un hombre cualquiera, como quién dice un Juan Pérez. Llevaba la vida mínima de  empleado en un cine de barrio pobre. Todos los días llegaba  a limpiar el piso , a barrer entre las butacas interminables los papeles celofán de colores de los confites , los papelitos partidos por la mitad de las entradas, la plata y el oro de los envoltorios de confites y de vez en cuando unas moneditas, algún llavero o un anillo ordinario. Los objetos  cosas de más valor, empezando con las pequeñas monedas tenía que devolverlas al miserable y fantoche dueño del cine. La falta general de empleo, obligaba a Berger a tragarse sus disgustos y balbuceos de reclamo y a tolerar los abusos.  

            A la hora de la función, Berger tenía que acomodar al público  alumbrando el camino a los asientos con una linterna de mano. El destello fugaz de la luz, le permitía ver  a espectadores atentos, o dormidos, o a las  parejas que protegidos por la oscuridad  se olvidaban de la película por abrazos o besos tiernos y caricias audaces y  apasionadas. Ronald y María sonrieron, pues ellos también  se desconectaban de las películas aburridas para disfrutar del amor, tal y como en el film que estaban viendo.

            Jean era un personaje solitario y pobre, sin amigos y sin amor. Quizás si su única felicidad era ver algunas película románticas, despedazadas en mil fragmentos por los espectadores atrasados, o por los que salían y volvían a entrar en la mitad del espectáculo y que no le permitían concentrarse. Sin embargo,  esas interrupciones se transformaron para Jean en un especie de juego de la ansiedad, pues cuando volvía a entrar iluminando la vía para un  espectador, trataba de imaginarse en que parte de la historia estarían. Así iba armando  el rompecabezas  hasta que después de varias funciones entendía  totalmente una película cuyo fin a veces había visto tres o cuatro veces. Así jugueteaba un poco con su situación de  espectador trashumante y recurrente.

            Una noche, mientras  Jean  terminaba de dar una última ronda  por el cine antes de cerrar, se fijó en una especie de puerta en el piso, detrás de la pantalla. La había visto antes sin que llamara su atención. Esta vez una luz intensa atravesada  las rendijas  entre las tablas y proyectaba en el techo de la sala  unos perfiles largos y extraños como personas de diferente estatura moviéndose, aparentemente bailando. Luego escuchó  voces y esas voces eran canciones y las sombras, como en un carrusel, seguían su compás.

            La curiosidad de Jean se transformó en la acción de  una mano  abriendo la puerta del piso. Inicialmente  un resplandor lo cegó; luego vislumbró en la luz una especie de túnel que paulatinamente se hizo nítido. Lo recorrió casi desesperadamente,  tras las voces que cantaban alegremente. En realidad se movía debajo de un puente, y pronto desembocó en una campiña, llena de  árboles de verde follaje, flores, abejas, pájaros y en fin de todos los lugares comunes con que se define la primavera en el cine y la literatura.

 Jean caminó  por  un sendero que lo llevó a una gran casona, una posada, llena de mesas al aire libre y en comedores interiores, con hombres, mujeres y niños, merendando, tomando vino , comiendo pan y queso  y por supuesto cantando y bailando valses populares, mientras un conjunto  interpretaba música con acordeón, violín y otros instrumentos.

            Abrió la puerta  principal del local y saludó con un:

- ¡ Buenos días  a todos ! -
y luego más bajo ,
- traed vino, pan, queso  y mucha música -

            Los parroquianos respondieron alegremente y saludaron con movimiento de manos e inclinación de cabezas.  Jean estaba dichoso. Casi no se acordaba de haber ido a una fiesta  y pronto estaba también  cantando, bebiendo y comiendo como todos los demás. Incluso al final de la tarde, todavía bailó con la bella posadera que parecía interesarse por él.  Al anochecer, muchos de los parroquianos volvieron a sus casas, mientras otros, entre ellos Berger, alojaron en la posada.

            Sin embargo, el regocijo de Jean se turbó muy pronto.  A la mañana siguiente  bajó a la posada más bien tarde, después de un banquete onírico de luz, ondas, música y compañía. Con estupor  se dio cuenta que todo se repetía exactamente igual que el día anterior. La comida, la canción, las gentes, la posadera. Había aterrizado en el mundo del presente, en que no habían recuerdos ni había futuro, siempre era lo mismo, eran veinticuatro horas eternas o que se repetían incansablemente hasta el infinito. Sería sin duda inmortal, estáticamente permanente. Ni siquiera como una estatua que por lo menos cada día tiene un cuadro de transeúntes diferentes que  estudia minuciosamente desde su pedestal. Sus ilusiones de romance con la posadera no podrían concretarse, pues cada día partía todo desde el principio.

 En poco tiempo Jean empezó hasta en sueños  a buscar la forma de huir de ese infierno feliz en que los sueños nunca podían cumplirse. Una tarde logró entonces  vislumbrar a lo lejos el puente  y corrió desesperado hacia él. Así llego otra vez al túnel de luz y  a la puerta bajo el piso, detrás de la pantalla. Volvió al mundo real de pasado desesperado y futuro oscuro. Pero por lo menos existía un  pasado  y se esperaba un  futuro. Siguió así mezclándose con los espectadores, viendo películas fragmentadas  y limpiando largas filas de butacas  entre  las que a veces se encontraban pequeños tesoros que no podía retener.

¡The End¡,

dijo Ronald pensativo y  abandonó la sala junto con  María y los  demás espectadores también absortos en viajes mentales sobre lo que recién habían visto. La misma garganta  negra de cortinajes de terciopelo que los había tragado, los expulsaba otra vez a la realidad.

            Sin embargo, pudieron observar  diferentes actitudes en el público. Unos  estaban como ellos, comentando en voz baja  y quizás  analizando el estado de ánimo  en que los había sumido la obra; otros en cambio parecían perplejos, o con muestras de una angustia muda o con la  resignación fatalista, de los que aceptan algo inevitable.

            Ronald y María  subieron las escaleras tomados de la mano, como lo acostumbraban  desde niños. Pronto se empezaron a cansar, pues ya habían subido tres niveles de escaleras, que no acordaban haber bajado al entrar al cine. Entre las personas, junto con ellos, vieron a un hombre  muy parecido a  Jean Berger, de saco negro, camisa blanca y pantalón gris y el rostro tan pálido, que  parecía más bien el mismo personaje en blanco y negro escapado de la pantalla.

            Todavía subieron otro tramo de la escalera y se encontraron nuevamente en el lobby del cine, dentro de las colas de escorpión, en la fila para sacar entradas. Todo estaba muy lleno de público.             Ronald y María se vieron empujados desde ambos lados por  gente anónima e inexpresiva y se encontraron otra vez frente  a la boletería, sin poder escapar de la fila. Una  boletera silenciosa, sin preguntar nada, les volvió a dar un par de entradas y casi como algo sobreentendido, ni ella les cobró ni la pareja atinó a sacar dinero para pagar.

            Estaban perplejos, también asustados. Algo oculto se hacía aparente, algo secreto y terrible, pero no sabían de qué se trataba. No podían salir del círculo. Trataron de hablar, de gritar, pero la gente ni siquiera los miraba y seguían indiferentes moviéndose cada quién en su círculo, como planetas en torno a un sol que los mantenía atrapados. Otro intento de salir de la fila, pero de todos lados, las demás personas los iban empujando  inexorablemente a la inocente entrada  cubierta  con la cortina negra de terciopelo  que ahora les parecía una fauce negra y devoradora. Así, nuevamente quedaron instalados en la sala, más cerca de la pantalla que antes  y se vieron forzados a repetir la función, sintiéndose más como actores que como espectadores. Esta vez prestaron aún más atención que la usual a la fatalidad del presente  en que nada cambia y la vida efímera de un día se repite eternamente. También sufrieron más intensamente  por el amor sin destino del protagonista, pues al día siguiente todo tendría que empezar otra vez, sin avanzar, sin llegar a nada más que una absurda promesa , en un mundo sin posterioridad.

            Por segunda vez, por tercera, por muchas veces, la película vuelve a terminar  y Ronald y María son otra vez arrojados a la boletería y a la puerta de la sala a  vivir  instantes sin pasado y sin futuro y entran en una rueda eterna .  O ni siquiera en una rueda, que como la fortuna tiene arriba y abajo. Empiezan entonces a notar  que en cada ciclo  los personajes, con excepción de Jean Berger y la posadera, cambian poco a poco. Hay niños, pero no son los mismos niños; hay ancianos, pero no son los mismos de la función anterior. Siempre cambia algo.
            Ronald y María fueron pasando en cada vuelta del ciclo  de la pesadilla, al asombro, al miedo, a la desesperación y a la fatalidad.            Ya estaban empezando a aceptar todo, a vivir en ciclo permanente, como los personajes del film. En uno de los círculos, al salir de la sala  por las fauces que los tragaban y vomitaban sucesivamente, finalmente salieron al exterior. Ronald y María se abrazaron y lloraron de angustia, de alivio al verse finalmente libres de tener que  volver al laberinto  terrible de Jean Berger. Salieron a la calle, pero se encontraron, no en la ciudad como esperaban, sino en una vía rural, en la campiña, entre  cultivos de trigo y campos de lavanda. Caminaron un rato hasta que sedientos y hambrientos  llegaron a lo que parecía una posada.  Se sentaron a la mesa y pronto la posadera los saludó alegre y les trajo  una jarra de vino, pan y queso. Mientras tanto  alrededor los comensales cantaban felices y una orquesta popular con acordeón, violín y otros instrumentos animaba  el baile de las parejas en el centro de la pista. Ronald y María, mientras bebían y comían, se miraron nuevamente  y sus ojos, espejos desesperados, reflejaron en infinitos ires y venires de destellos e intensas luces oscuras, el horror y la desesperación, pues habían comprendido. En ese instante  se abrió la puerta de la posada y un hombre joven, pálido , de saco negro y pantalón gris  ingresó a la sala ; era Jean Berger que junto con sentarse lanzó un alegre:
- ¡Buenos días  a todos ! ,
 y luego más bajo ,
- traed vino , pan , queso y mucha música -


Ronnie de Camino Velozo
Vuelo Chicago-Londres 26/27.7.92 ;Garza de Nicoya,25.11.92; San José 15.5.93





POESIA 1.6


Justicia?[1]

¿Justicia?
y te sacas la venda
de los ojos
¿porqué de pronto
tienes los ojos prohibidos
destapados?
¿Cumples órdenes
para hacer un paréntesis
en tu santa ceguera?
Pero si haces paréntesis
dejas de ser
y no vale que te lo ordenen
las armas,
 el poder,
para los que
sólo eres paréntesis.

Reconciliación,
bello, hermoso
es amar,
Pero también es conveniente
es apropiado,
es fácil,
y el pecado
sale gratis.

El tribunal es necesario,
no debe conocer
postergación,
sólo después
puede venir el perdón.

No basta
hincar la rodilla ante Dios
también hay
que inclinarse al juez,
y ante el hermano.

No lo dices tú
lo digo yo,
lo dice hasta USA Today
¿forget and forgive?
Never if it is murder
de brigadas blancas,
rojas o pardas.
Antes lo dijo Rubidabi
hermano desconocido
de piel oscura:
There is much to remember
And nothing to forget.
¿Porqué no podemos también
pensar igual nosotros?

No he sufrido,
pero no puedo olvidar,
Así,
con dolor de alma.
quizá si sufrí antes
o más bien creí sufrir,
como cualquier otro,
menos que muchos hermanos.

Hay campesinos
sepultados
bajo dos palmos
de su sueño
de su tierra
en Malalcahuello.
En Padre Hurtado
hay  sacerdotes golpeados
por los que aman a Dios
sin amar al prójimo
(y seguirán y siguen
habiendo).

Los libros quemados
empleos perdidos
por la codicia del compadre.
Lo que fue tuyo,
vendido
al que dice ser tú amigo.
Y chupa tú cobre, tu oro,
tú café, tú cacao,
tú banano , tú hierro,
tus tesoros, tu sangre,
tu sudor, tú decoro,
tu dignidad.

Víctor no volverá a cantar
como tampoco Daniel
¿de que sirvieron sus canciones?
Estaban desarmados
Les quitaron uñas y armas,
Manos y vida.

María fue mancillada
por el soldado
lujurioso y drogado.
Luis se transformó
en NN
maniatado
en una mina de  cal.

Oh Dios
¿es posible olvidar?
¿puedes ayudar a perdonar?
Aunque lo sé,
no he sufrido.
Quizás si sufrí antes
como cualquier otro
menos
que muchos otros hermanos.



[1] San José, Febrero de 1993.

PLASTICA 1.6

LAMENTO EN EL MURO ISRAEL - PALESTINA


Los muros son una verguenza, y lejor de terminar, proliferan. Cayó el muro deBerlín, y surgen el muro entre EEUU- México y entre Israel^y Palestina.