viernes, 26 de noviembre de 2010

Ensayos Cortos y Comentarios 1.3

SOLDADO DE CRISTO

Tuve una educación católica y pase por las distintas etapas, distintas iniciaciones, como la primera comunión, la confesión y luego la Confirmación. Me recuerdo bien que  se nos dijo que la confirmación nos transformaba en soldados de Cristo para defender su iglesia en la tierra.

Esto de soldado de Cristo realmente me afectó. Me sentía como montado en un gran caballo blanco, lleno de pendones, con armadura y lanza en ristre, tratando de defender la Iglesia de Cristo de no se que  enemigo posible. La oportunidad se me presentó muy pronto. En mi misma cuadra, al final, había una quinta, quizás de  media a una hectárea. Era de los remanentes de  una tierra agrícola, luchando en una posición imposible contra la invasión del urbanismo, con sus casas baratas para clase media, muy lejos del centro de Santiago y a los pies de la Cordillera.  Allí vivía Daniel, con sus padres. Producían Sandías, porotos verdes, choclos y otros vegetales. Eran evangélicos y yo a veces los veía pasar con sus guitarras  y juntarse en algunas esquinas con los miembros de su Iglesia : predicaban, clamaban perdón por sus pecados y luego cantaban .

Por allí empezó todo. Daniel regresando de  acompañar a sus padres a las prédicas callejeras, y yo , transformado en un novel cruzado de los Ejércitos de Cristo. Yo seguramente, con la crueldad de los niños, me burle de sus cantos y prédicas y él se  burló de los santos de la Iglesia católica a los que y trató de estatuas y muñecos. En el nombre de Cristo se me nubló la vista, las lanzas de cruzado se transformaron en mis puños y las emprendía a golpes con Daniel, el infiel, que se burlaba de las Imágenes sagradas de la Iglesia. Ambos eramos  menudos de físico, livianos, con nuestros diez a doce años. Fue una pelea larga, de esas que al final ninguno quiere ganar ni perder , pero que continúan indefinidamente. Al final nos dolían los brazos de tanto batirlos en el aire sin dar en el blanco. De repente salió a la puerta de su sitio la mamá de Daniel y lo llamó, y allí terminó mi primera y última batalla como cruzado.

Después, a raíz de tanta cruzada, de tanta Guerra Santa, me puse a pensar otra vez en la emoción que sentí de volverme cruzado. Pero también  pensé en que nunca  en mi religión me enseñaron el respeto por los otros credos. Siempre me dijeron que las otras religiones eran falsas y sólo mi Dios y mi religión eran la verdadera. Es lo mismo que pretenden muchas otras religiones, con una soberbia que no tiene nada de Cristiana, Mahometana, o Induista, o de cualquier otro credo. Sólo hay fieles e infieles, buenos o malos. 

Creo que  estoy meditando en todo ello y seguiré meditando por mucho tiempo.

Valle del Sol 7.10.2001b

1 comentario: