Son las 6 de la tarde
en una pequeña Ciudad de Costa Rica, Villa Colón. Como es siempre en el
trópico, ya se ha puesto el Sol y obscurece rápidamente. Pero todo el pueblo se
ha congregado en el viejo mercado, que es
punto central, no sólo para la Feria del
Agricultor de los días Domingo, sino para la mayoría de los eventos públicos de
la ciudad. En ese momento, llega un grupo de jóvenes en camisa blanca, pantaloneta corta y tennis. Uno de ellos lleva una antorcha y los demás lo escoltan y
encienden el pebetero con la llama de la libertad. En ese momento, la banda municipal empieza a tocar el himno patrio y todo el
pueblo, en grupos familiares y de vecinos entona el himno patrio. Muchos
niños, parejas jóvenes, muchachos y
muchas, adultos y gente mayor, Es un
himno que no tiene nada de marcial, y que habla de trabajo y de Paz. Hace
ya 28 años que vengo asistiendo a este
acto. Es la conmemoración de la
independencia del país, y es un acto
puro y llanamente civil. Es una fiesta de la civilidad. No hay nadie usando
ningún tipo de uniforme, excepto el uniforme de colegio de los chiquillos.
Además cada niño lleva un farol con una
luz adentro y cada farol es hecho en casa o en el colegio, con materiales
sencillos, sin efectos especiales, ni cosas prefabricadas. Los faroles
representan una casa campesina, una carreta de bueyes, un ayote( zapallo), una piña, un juego de fútbol. Allí nadie muestra un
cañon, un tanque, una bala, una bomba, Y después de cantar el himno, empieza la magia, los niños, es decir el futuro, hacen un gran desfile cargando sus farolitos inocentes y alegres, formando una larga y mágica serpiente de luz, que culebrea por las calles del pueblo.
Por estos días, en Chile mi patria original,
mientras tanto, ya se preparan para celebrar las fiestas patrias. También la
independencia de los españoles. Pero el acto central es un desfile militar, con fusiles, cañones,
tanques, aviones caza desfilando en el
aire, para mostrar lo fuerte que somos y para advertir a nuestros vecinos países que estamos armados. Es un desfile a las glorias de las Fuerzas Armadas. Mientras tanto en
Costa Rica, la feliz Costa Rica, se celebra
las glorias de la gente, del pueblo de los ciudadanos. Se celebra la
gloria de ser pacíficos, el orgullo de no tener ejército. En Costa Rica no hay
que plantearse arrepentimientos ni perdones, porque no se violaron los derechos
humanos.
Los chilenos insistimos cada año en celebrar una fiesta
militar y marcial, a pesar de que esas
mismas fuerzas armadas que algún día
lucharon contra un enemigo externo, contra el Español Conquistador,
recientemente y a partir del 11 de septiembre de 1973, reprimieron ( que no lucharon) a su propio
pueblo , mataron a miles de personas y
pusieron en la cárcel a decenas de miles de chilenos, por el simple
hecho de pensar diferente a quienes tenían la fuerza. Ya sería hora de dejar
de reconocer glorias construidas y en un acto de humildad y de perdón,
suprimir los desfiles militares y transformar la celebración de la
independencia en una fiesta de la civilidad. Y ¿porqué no dar todavía un paso más
audaz y pensar en suprimir el ejército que permanentemente inventa enemigos para
justificarse a sí mismo? Chile, después de 40 años del Golpe de Estado, aún no
se restañan las heridas, pues no se ha
hecho justicia, ni se ha pedido perdón en forma sincera. Tampoco se ha
entendido que sin justicia, difícilmente
habrá perdón. Todavía se exige a las víctimas que perdonen, mientras los victimarios están impunes y siguen tratando de justificar
el asesinato, la desaparición y la tortura. Ese no es el camino, y ojalá lo
enti9endan pronto.
Ronnie de Camino Velozo. Santa Ana, Costa Rica, 15 de
Septiembre del 2013.
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